sábado, 23 de junio de 2007

19 jun 07 / PRIMERA EUCARISTÍA EN TOMA DE POSESIÓN


Monseñor Hipólito Reyes Larios da inició a su “primera Eucaristía.”

Primera lectura: Libro de Isaías

Siempre me ha servido de inspiración en el ejercicio sacerdotal, primero desde 1973 como presbítero y luego como Obispo en el año Jubilar 2000, el “Lema”, que por gracia de Dios he escogido para el ejercicio del Ministerio Episcopal en mi querida Diócesis de Orizaba y ahora en mi querida Diócesis de Xalapa, es presentado el siguiente: “SPIRITUS DOMINI SUPER NOS: El Espíritu de Dios está sobre nosotros”

Lo que dice nuestro Señor Jesucristo se puede aplicar a toda la Iglesia que es su cuerpo y a cada uno de los cristianos, ya que todos recibimos el Espíritu Santo en el bautismo y confirmación, por esta razón los miembros de la iglesia estamos llamados a tomar conciencia de la presencia viva y eficaz del Espíritu Santo en nuestras vidas y de la misión que nos encomienda de acuerdo a nuestro estado de vida, sin embargo, también es necesario mencionar que este texto de la Escritura se aplica frecuentemente al Presbiteriano y Episcopado.

Ahora en este tiempo presente, queridos hermanos, invitemos a que el Espíritu Santo citado en la Sagrada Escritura se cumpla en todos nosotros para que conducidos por su poder, podamos como Jesús, vencer las tentaciones para continuar con alegría y eficacia la Obra de Cristo en nuestra Santa Madre Iglesia de llamar y formar auténticos Discípulos y Misioneros de Cristo, para hacer realidad la urgente misión de anunciar la Buena Nueva a los cautivos del pecado, a la enfermedad, a los oprimidos y agobiados, a los que carecen de lo esencial para vivir una vida digna.

La segunda lectura la escogí de la Carta a los Corintios.

Me motivan los textos de Isaías 43, sobre el nuevo éxodo y sobre la ingratitud del pueblo de Israel.

El primer éxodo que el Señor me concedió fue en 1975, cuando tenía 18 años, recuerdo algunos fragmentos de dos canciones románticas de aquellos tiempos que pueden expresar plenamente lo acontecido:

“Eres como una espinita que se me ha clavado en el corazón”

Referente a la vocación, como una presencia interior me quería sacudir y no me era posible, y además una frase del hermoso bolero:

“No quiero arrepentirme después de lo que pudo haber sido y no fue”

De esta manera el Señor me sacó del Egipto de mis pecados de adolescente y movido por el Espíritu Santo me condujo a la tierra prometida del Seminario Mayor y Menor de Xalapa, el Espíritu Santo me acompañó durante casi 9 años de formación sacerdotal concediendo muchas nociones y una preparación con las grandes novedades, el vino nuevo del Concilio Vaticano Segundo, aunque con las características de transición de un cambio de época en la Iglesia y con los odres característicos de la etapa anterior.

Antes de ser diácono, el 10 de junio de 1973, el Espíritu Santo me invadió plenamente en este lugar, me llenó de júbilo en el Señor. Posteriormente recibí la ordenación de manos del Señor Obispo Emilio Abascal Salmerón, el 15 de agosto de 1973, celebré mis primeras misas en la Basílica de Guadalupe, en el actual templo parroquial del Santísimo Redentor de Ciudad Mendoza y en los cantamisas de mis compañeros de ordenación.

Mi primera encomienda ministerial fue ser integrante del equipo de Pastoral Vocacional y Vicario Parroquial de San Miguel de Orizaba.

En 1974 nos incorporamos al Seminario Menor de Xalapa para continuar nuestra labor en la Pastoral Vocacional.

En agosto de 1975, tras una crisis interna con múltiples tentaciones, el Señor Arzobispo Emilio Abascal me nombró Rector del Seminario Menor de Xalapa (un mes duré en este cargo).

Nuevamente el Espíritu Santo salió al auxilio de mi debilidad y a través de la voluntad de Emilio Abascal, me condujo en septiembre de 1975 a la ciudad de Roma que ha sido otra tierra prometida para mi, pues ahí, durante 4 años, y tras obtener la licenciatura en Teología Espiritual, el Señor me concedió alivio y capacidad para poder ofrecer ayuda a mis hermanos en la formación sacerdotal.

El mismo Espíritu Santo y por decisión del Señor Sergio Obeso Rivera, en septiembre de 1979, me trajo nuevamente a Xalapa, donde fui Rector del Seminario Menor durante 5 años y posteriormente Director Espiritual del Seminario Mayor durante 6 años hasta 1990.

En junio de 1990, el Espíritu Santo me hizo sentir la necesidad de solicitar un año Sabático a mi querido Arzobispo don Sergio Obeso Rivera con la finalidad de hacer un nuevo alto en mi camino, el Espíritu Santo me permitió a través de una profunda experiencia espiritual en Puente Grande, Jalisco, una nueva purificación de mi conciencia, mi nueva intimidad con el Padre, El Hijo y con el Espíritu Santo.

Al mismo tiempo pude incursionar a través de mi propia experiencia en el fascinante mundo de la Psicoterapia y los estudios Psicológicos sobre la Personalidad, que también fue de una gran ayuda para retornar a Roma como tierra prometida con el encargo de Director Espiritual en el Pontificio Colegio Mexicano desde 1991 hasta 1995.

En junio de 1995 después de 4 años de ministerio en Roma y de la anhelada Beatificación de Rafael Guizar y Valencia, fui nuevamente conducido a Xalapa con la grata misión de ser Rector del Seminario Interdiocesano Rafael Guízar y Valencia con sus 3 unidades de formación sacerdotal, en Orizaba, Veracruz y Xalapa, durante 5 años

El 11 de abril del año jubilar 2000, mi querido Arzobispo Don Sergio Obeso Rivera, tubo la bondad de comunicarme que el Papa Juan Pablo II había creado las 2 diócesis, de Orizaba y Córdoba, y que a mí, en concreto me pedía que fuera el Obispo de Orizaba, yo le contesté que me alegraba mucho la creación de las diócesis y que yo no me sentía digno de tal encomienda, pero ya que era un deseo explícito del Santo Padre, aceptaba con gusto.

Fue así como el Espíritu Santo me hizo regresar a la tierra prometida de mis orígenes, para ser consagrado Obispo el 13 de junio del 2000.

En la Diócesis de Orizaba a pesar de mis debilidades y limitaciones aprendí a ejercer el Ministerio Episcopal con la estimable colaboración de los presbíteros, consagrados, laicos y laicas.

El 29 de marzo del presente año 2007, mientras realizaba una semana de ejercicios espirituales fui requerido a la Nunciatura en la Ciudad de México y Monseñor Edgar Peña (que aquí nos acompaña), me comunicó que el Papa Benedicto XVI me encomendaba la Arquidiócesis de Xalapa porque ya había sido aceptada la renuncia del Señor Arzobispo Sergio Obeso Rivera.

Nuevamente sentí a flor de piel mi profunda indignidad y la gran confianza que Dios y la Iglesia me manifestaban, acepté con gusto, no confiado en mis débiles fuerzas, sino confiado en el Espíritu Santo y la intervención amorosa de la Virgen María, de San Rafael Guízar y Valencia y del Beato Darío Acosta Zurita.

Agradecimientos del Arzobispo Hipólito.

Quisiera ahora concluir con algunos agradecimientos:

- Mi agradecimiento a nuestro muy querido Santo Padre Benedicto XVI.

- Con toda confianza al Señor Jesucristo que ha hecho de mi persona para desempeñar el Ministerio Episcopal.

- De manera filial y fraterna a nuestro querido Arzobispo Sergio Obeso Rivera quien ha ejercido el pastoreo durante 33 años, 5 como coadjutor y 28 como Arzobispo titular, ruego seguir contando con su amistad y con su consejo, con su grata presencia excelente testimonio, su preclara sabiduría y su incansable Ministerio Episcopal.

- Agradezco también la presencia de los Señores Arzobispos y Obispos que nos honran con su presencia y amistad.

- Monseñor Edgar Peña, representante del Señor Nuncio.

- Señores Obispos de la Comisión que me toca presidir y a los Obispos de la Provincia de Xalapa.

- Hermanos presbíteros de las 8 Diócesis de nuestra provincia de Xalapa

- Representantes de las Directivas Nacionales de Seminarios Mayores y Menores y del Consejo de Pastoral Vocacional, rectores y formadores, Misioneros de Guadalupe y Sacerdotes.

- Hermanas y Hermanos consagrados que nos acompañan de distintas congregaciones y lugares.

- Hermanas y Hermanos laicos que integran la mayoría del Pueblo Santo de Dios, de las familias, Movimientos, Asociaciones, Camino Neocatecumenal, Consejos Eclesiales, Educación, Economía, Empresas, Agricultura, Comercio y la Política, les agradezco su presencia y su magnifico compromiso Cristiano.

- Al Señor Gobernador, Diputados, Presidentes Municipales, Secretarios de Gobierno, Representantes de Partidos Políticos y Servidores Públicos agradezco su participación y compromiso por el bien común.

- Representantes de Medios de Comunicación, Radio, Televisión, Prensa e Internet agradezco su amplio servicio informativo.

- Entrañable Diócesis de Orizaba, gracias por acompañarme y me encomiendo a sus oraciones.

- A mis padres: Melitón Reyes Andrade y Dolores Larios Pastrana, gracias por el Don de la Vida y la fe me transmitieron.

- A mis hermanos y hermanas, tíos, primos, sobrinos y a toda la “tribu” que forman mis familiares, gracias por acompañarme.

- A los queridos hermanos representantes de otras Iglesias Cristianas de otros credos, les agradezco su presencia, espero trabajar con ustedes en comunión y amistad.

- Gracias a los formadores de este Seminario de Xalapa.

Así fue como dio fin esta ceremonia histórica que quedará grabada en nuestro corazón. (Fuente: Redaccn Infojerusalén)

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